viernes, 25 de octubre de 2013

Ya no hay obra que representar

Unas cadenas de cristal atan mis pies, pesan a cada paso, duelen a cada latido, lloran a cada parpadeo...
Te fuiste, y en tu marcha dejaste caer una jaula de hielo sobre mí, un muro... y una apariencia. Tu ausencia me encerró y ahora es ella la que me hace compañía. Los instrumentos lloran y la música cae, por una vez en esta historia, se cierra el telón. 
No hay una sola noche en la que mis ojos no lloren angustias por ti, un solo acorde que no sienta tu piel, un solo día en el que mis pensamientos no se dejen caer por tu sonrisa... Cada segundo asfixia un poco más que el anterior, impregnados de tu recuerdo. Cada palabra, viento y mirada perdida que llevan mis ojos, te pertenece. 
El tiempo sigue avanzando, como una rosa que se marchita bajo la lluvia, sin tiempo a secarse... 
El olvido recuerda. La vida es gris.
Cada mañana una careta nueva, sonrisas mecánicas y ensayadas frente a un espejo que solo devuelve ojeras e impasibilidad.

¿Por qué me dejaste aquí?

No hay comentarios:

Publicar un comentario