lunes, 10 de febrero de 2014

A woman left lonely

Un escalofrío recorría las sábanas igual que un blues acariciaba su cuerpo. Una guitarra lejana hizo amanecer, el sol se estiró, perezoso, y cubrió su piel de reflejos dorados que se colaban entre las persianas... Jugó con ellos. Dejó que se escabulleran entre sus manos, los atrapó en vano. Se detuvo, y los observó, como alguien observa un recuerdo que creía haber olvidado.
Se levantó de la cama y olvidó dejar pasar la luz. Puso sus pies desnudos en el suelo, estaba helado...
Caminar descalza siempre había sido uno de sus placeres favoritos, dejarse llevar, despacio, a donde la guiasen sus pies. Pero eso, cuando todavía respiraba la compañía de las pequeñas maravillas de la vida. Ahora, la soledad ya no era dulce.
Ahora, todas las mañanas tenían sabor a café amargo y no iban acompañadas de poesía.



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