miércoles, 26 de marzo de 2014

13 de Marzo

Un cielo de porcelana azul pintaba el mundo con una suave realidad. Sus pasos coloreaban las calles al ritmo de una paseo hacia ninguna parte.
Se perdía entre la gente.
De porcelana era también su piel, pálida en todas las estaciones, acariciándose con un melena pelirroja en todos los contratiempos del aire.
Era una armonía... Entre verano y margarita, invierno y poesía, otoño y viento. Era la primavera de Vivaldi.
Era, sin duda, melodía. La de una pluma suspendida en el tiempo, que se graba en un recuerdo, y acto seguido, se va a sobrevolar el horizonte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario