miércoles, 12 de octubre de 2016

Cole Porter - Let's Do It

Es curioso como hay momentos en los que todo el universo coincide contigo. De repente, en un instante te das cuenta de que todo está conectado... De que todo pasa por alguna razón.
Te das cuenta por una canción que se escucha a la vez en dos partes del mundo distintas, pero que a todos os transporta al mismo lugar, a las mismas ganas. Por una conversación infinita, una mirada al horizonte, un recuerdo lejano... Te das cuenta porque vuelves a pasarte horas y horas escribiendo como si no hubiese un mañana, como si la noche fuese muy corta para todo lo que quieres decir.
Todo se entrelaza como si estuviese planeado, todos tus sentimientos y pensamientos más profundos resurgen como si nunca se hubiesen ido, como si hubiesen estado esperando el momento adecuado para hacerte ver que la vida sigue siendo dorada y maravillosa tal y como tú creías. Para hacerte ver que tus sueños siempre son posibles mientras no dejes de creer.
Para recordarte quién eres y qué es lo que quieres de verdad.
Vuelves a vivir y sentir cosas que pensabas perdidas en algún rincón dentro de ti que no conseguías encontrar.
Respiras de nuevo ese olor a vainilla y humedad que tienen tus recuerdos y tus libros más queridos.
Respiras hondo y te sientes bien, completa, por fin. Después de tanto tiempo... Todo cobra sentido. Todo está bien. Y es increíble.
Te das cuenta de que ya habías escrito sobre esa persona aún sin conocerla y ríes, como si la vida se tratase de una película romántica, como si de repente todas las piezas encajasen, como si toda ella estuviese en armonía. De repente vuelves a saber que el amor ha sido y será eternamente lo mejor de este mundo, lo único por lo que vale la pena luchar.
Hay días en los que recuerdas París como si fuese tu casa, y eso también te hace gracia, y te alivia a la vez, porque te das cuenta de que no has perdido todos esos sueños antiguos que te hacen ser tu misma. Esa maldita manía de verlo todo como si se tratase de un poema modernista, o de una canción de los años 20... unos cuantos tópicos reales de soñador enamorado de la existencia.
Esa maldita manía que te hace emocionarte por el más mínimo detalle.
Escribes con una media sonrisa imborrable.
En el fondo, pase lo que pase, sigo siendo la misma, cursi, hipersensible, y algo llorica. Y menos mal, porque me encanta.

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