viernes, 26 de abril de 2013

Amantes amentes

¡Que grandes los poetas que supieron retratarte! Amor, dicen que te llamas. ¡Y yo que te ponía otro nombre e incluso una cara! Pues resulta que eres algo llamado sentimiento, ¡y tan destructor como la misma muerte! Ellos te conocían, y resulta que eres algo más que un cuerpo, incluso más que un alma... Eres aquello que la ilumina, ¡eres poesía!, eres vida.
Amor, te llamas.
Sabía que eras completamente libre, que no tenías límites, ni espacio ni tiempo, y en eso sí tenía razón. ¡Enamoraste a los mismísimos poetas!
Bécquer habló de ti, Neruda, Borges, Baudelaire... y ahora te conozco, y por fin entiendo a que se referían.
¡Hablaban de ti! ¡Claro que hablaban de ti! De tu sonrisa, de tus brazos... ¡mira por donde! ¡Ellos lo sabían!
Sabían lo que se siente al perderse en las espirales de tus ojos, al amarte con la fuerza del viento y el perderse entre tus abrazos.
Lo sabían, e intentaron avisarnos. Avisarnos del dolor y de lo horrible que puede llegar a ser, ¡pero todo parece tan precioso en sus poemas! ¡parece que incluso vivir sin ti vale la pena! Que ingenua.
Llegaste y te quise al instante, llegaste y me mataste al segundo.
Amor te llaman y muerte eres. Y la muerte es la vida. ¡Tú lo eres todo!

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