domingo, 3 de abril de 2011

[...]

 -A ver, analicemos.
Es imbécil, creído, egocéntrico, cuando quiere, el máximo capullo, es infantil, caprichoso, la mayoría de las veces no piensa ni lo que hace ni lo que dice... y podría seguir con una lista de cosas interminables. 
-Pero, también es buena persona, simpático, amable, gracioso, buen amigo...
-Y tú estás tan enamorada que ya no ves las cosas como son, no ves que lo que tienes delante es un imbécil más, que, lo único que te está haciendo es daño.
-No, el no es como los demás.
-Ya..¿Es especial no? A ver, Uxía, despierta ya. Deja de soñar. Abre los ojos de una vez. El no es nada, nadie. Solo uno más.
-Todos tenemos defectos. El no es el único que tiene cosas malas, sé que las tiene, no es perfecto, nadie lo es. Pero le quiero, por si no lo entiendes. LE QUIERO. Y no hay nada que pueda cambiarlo. Sea como sea. Haga lo que haga. Sé que solo es uno más, pero ¿y qué?
-Ya. Y tu seguirás haciéndote daño, seguirás muchísimo tiempo detrás de alguien del cual no conseguirás ni la mínima parte de lo que tú le das a el.
-Lo sé. 
-No te quiere de la misma forma que tu a el. Ni la tercera parte. Si es que te quiere algo.
-Ya.
-Olvídalo.
-No puedo.
-¿Lo has intentado?
-Si. No sabes cuanto.
-¿Y, de verdad no has conseguido nada?
-Si. Quererle más.
-Los sentimientos humanos os hacen débiles. Vulnerables. Dependientes. Destruibles. Sois patéticos.
-¿Ah sí? Pues prefiero llorar, gritar, sufrir, y pasarlo mal que no tener sentimientos. Porque significaría a parte de no poder sufrir, no poder volver a reír nunca, estar muerto, no ser nada...
-Y poder pensar con lógica. Los sentimientos no dejan hacer eso.
-La lógica no es lo mío.
-Ya, si no, no estarías enamorada.
-Lo sé.
[Uxía, se mira al espejo, observa las lágrimas derramarse por sus mejillas, y de repente, sonríe.]

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